Antes de recoger las cámaras y dar por cerrada la historia del European Poker Tour, los fotógrafos oficiales del circuito tomaron una última instantánea: la de William Kassouf posando con la pica del EPT High Roller 10.300€.
El británico sale posando con las cartas del vídeo de la mano que se hizo viral en el Main Event de las WSOP -un farol con 99 ante Kaju en una mesa QQTT8-, porque no existió una mano ganadora en el torneo que acababa de terminar. El poseedor del trofeo se decidió de palabra, no jugando. En el pacto, Kassouf aceptó renunciar a casi 10.000€ a cambio de un trofeo que, por fichas, correspondía a Patrick Serda, su rival.
Lo significativo del momento -el cierre definitivo del EPT- y el hecho de que el polémico Kassouf anduviera metido de por medio han provocado que el tema de la compra de trofeos se haya convertido en el asunto de moda de las tertulias pokerísticas. Kassouf no salía muy bien parado en las opiniones mayoritarias, pero le ha salido un defensor inesperado, su compatriota Max Silver, que intervino directamente en el pacto desde la esquina de Serda.
En su blog, Silver cuenta cómo tuvo la afortunada idea de comprar parte de la acción de la reentrada de Patrick Serda en el torneo, después de ser elimiinado en el día 1. Max estaba viendo la mesa final y animando a su caballito, cuando se paró el torneo tras la eliminación del tercero y se abrió un plazo de tiempo para discutir un posible pacto. Serda le pidió consejo, y Silver aceptó, encantado de verse envuelto en una fase que nadie considera parte del juego, pero que es vital dominar para maximizar tu valor en los torneos.
Me gustaría ver más cobertura de los medios sobre los pactos, a menudo los veo como una extensión del heads-up, con cada parte intentando tomar ventaja sobre su oponente.
En realidad, William Kassouf no veía claro el pacto. Él quería intentar remontar la ventaja que le llevaba Serda, que era de 4:1. Silver pensó que tanto la calidad como la experiencia en los heads-up estaban de parte del canadiense y su opinión era que Patrick debía pedir más dinero del que marcaba el ICM, el modelo que asigna valor económico a las fichas según los premios que quedan por repartir.
La negociación no avanzaba porque KAssouf no estaba dispuesto a renunciar a la cantidad de dinero que pedía Serda. La negociación era lenta y ardua. Y entonces Max tuvo una idea y le preguntó al director del torneo si era posible decidir el ganador del torneo durante el pacto. En principio, Thomas Lamatsch decretó que el ganador debía ser el jugador con más fichas a la hora de cerrar el pacto, pero tras una pequeña consulta con su staff, dijo que no había problema en incluirlo en la negociación.
Lo que maquinaba Silver era ofrecerle el trofeo a Kassouf a cambio de aceptar una rebaja en su premio. Los argumentos de la parte de Serda eran que con la exposición pública que KAssouf había ganado en el Main Event, el valor publicitario que tenía para Kassouf aparecer como ganador del último High Roller del EPT superaba con creces el valor económico de la parte del premio a la que querían que renunciara.
Patrick conseguiría más dinero y Will cementaría su posicón en la historia del poker, en vez de ser una estrella fugaz. Creo que si juega bien sus cartas después de este pacto sacará mucho más provecho en futuras oportunidades para su carrera.
Pese a todo, Kassouf seguía pensando que acabaría arrepintiéndose de no intentar ganar el título y el primer premio de buena ley. Por su parte, Serda era inflexible acerca de la tajada que quería del premio de su rival, 10.000$. No terminaba de llegarse a una solución y el director del torneo decidió darles un ultimátum. Igual quese pide tiempo durante una mano, Lamatsch anunció que les daba un minuto antes de reanudar el torneo. Con pocos segundos restantes en el reloj, Kassouf aceptó la oferta: renunció a 10.000$, redondearon a 719.000€ el premio para Patrick Serda -al que por ICM le corespondían 709.427€-, y él se quedó con la pica y la oportunidad de posar ante los medios y de aparecer en los titulares de prensa.
Por tanto, ni la idea ni la intención de cambiar la pica por dinero salieron de la cabeza de Kassouf, que tuvo reparos acerca la conveniencia del pacto hasta el último segundo. Este recuento de lo sucedido lava un poco la imagen de labogado, pero no acaba de sentar las bases para finalizar la raíz de la discusión, que gira en torno a la ética del resultado ¿Es de recibo que el ganador de un torneo se decida fuera de la mesa?