Seguro que Phil Ivey echa de menos la idílica vida que llevaba en su casa junto al mar de Cabo (México).
Desde que ganó su 10.º brazalete de las WSOP®, su vida se ha convertido en algo parecido a una pesadilla.
A principios de octubre, su imagen pública quedó gravemente dañada cuando la justicia británica afirmó que había hecho “trampas” al utilizar la técnica de “edge-sorting” para ganar 7,7 millones de libras a una variante del Baccarat en elCrockford's Casino de Londres. Aunque Ivey se quedó sin cobrar un auténtico dineral, posteriormente comentó que lo peor de todo es que se enturbiase su imagen.
Por otra parte, ayer os contamos que el Tiger Woods del poker se ha visto obligado a cerrar“temporalmente”, hasta 2015, su último gran proyecto, la escuela IveyPoker, para la que había fichado a un gran número de pros de enorme nivel.
Y por si fuera poco, ahora le viene un nuevo juicio por “trampas”.
A lo largo de 2012, Ivey utilizó la misma técnica de “edge-sorting” en el Borgata para ganar en varias sesiones un total 9,6 millones de dólares al Baccarat.
El casino le entregó el dinero a Ivey. No obstante, al darse cuenta del método utilizado (reconocimiento de las cartas por defectos de fabricación) y considerarlo ilegítimo, decidió demandarle ante la justicia de New Jersey.
Pues bien, tras conocer la sentencia del caso Crockford, el Borgata ha decidido presentarla como prueba, con el fin de que sea tenida como precedente judicial y pueda influir en la resolución de la causa.
Aunque el juez aún no ha dado su veredicto, es muy probable que Ivey acabe perdiendo el caso y se vea obligado a devolverle al Bortaga los 9,6 millones de dólares ganados.
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